lunes, 13 de octubre de 2008

Maldita piratería cuánto te quiero


Por Carlos Fidel Intriago

Manta: es feriado, viernes, pero parece sábado, no hay mucho movimiento, algunos locales comerciales se encuentran cerrados, otros abiertos pero desiertos, excepto los de comida, veo la gente comer y me da hambre, consulto mi bolsillo y me dice que sí me alcanza para lo que sea, pero que no pase de 5 dólares, busco el alimento adecuado, pero al pasar la calle veo otro sitio donde no venden comida, pero si alimento para la vista, el cerebro, la vida. El local no tiene nombre, no lo necesita, es amplio y todo el mundo que pasa puede ver lo que se vende, las paredes están copadas de cajitas, y en ellas un CD, hay películas por doquier. Entro y me pongo a ver una de las perchas sobre la pared izquierda del local, en el centro un escritorio de madera y junto a él un tipo sentado contando billetes, como los grandes gerentes. Una pareja acaba de retirarse adquiriendo el último estreno en la cartelera local, fue el que le recomendó el dueño del sitio, trata de hacer lo mismo con migo, le digo que sólo estoy viendo, pasé por sagas de dibujos animados; Dragon Ball, Naruto, Avatar, Samuray X, y un sinnúmero de animes televisados y hasta Barbys Rapunsel y todas las temporadas de Teletubies.

Rápido paso a la otra percha, la sigo con la vista y en medio veo la primera película que llevaré, pensaba verla en el cine, pero dudo que llegue a Manabí, además los cinéfilos no dejan de hablar de lo buena que es ‘Lejos de Ella’. La cojo y pienso ha valido la pena venir a este lugar, termino de inspeccionar todo el local y recuerdo lo que me dijo mi bolsillo, pregunto el valor de las películas y el gerente levanta el dedo índice y pronuncia el número uno seguido por el dólar, entonces cojo las otras cuatro que había marcado con la vista, todas con laureles en su portada “Official Selection” Cannes, Sundance, Toronto, etc. Le pido que las pruebe para comprobar la calidad de imagen, todas perfectas, como si fueran las originals, y me empieza a acusar la conciencia.

Obviamente sé que son piratas, ilegales, y al ser partícipe de ese engaño estoy delinquiendo, quizás exagero. Que chu… estoy en Ecuador, aquí lo ilegal es lo que cuenta. Con Hollywood me vale ver…, pero estamos hablando de Cine Independiente, de autor, el que sí cuesta, y no tanto dinero, sino lágrimas, sudor y a veces hasta sangre. Empiezo a preguntarme cómo llegan a piratearse todas las películas, quizás un distribuidor juega a los dos bandos y por ahí le saca copias a las que les llegan, mmm no creo que caigan tan bajo, los distribuidores ganan bien. ¿Alguien de la producción?, lo dudo, me pierdo escudriñando quién en el proceso le hace al negocio, al mal negocio, sea quien sea le agradezco. Pago las películas, salgo con una fundita negra que lleva como 10 horas de buen cine, con una sonrisa, la conciencia sucia y el estómago vacío.

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